miércoles, 30 de octubre de 2013

Protoindustria

Con el aumento de población del siglo XVI citado previamente, creció también el área de explotación agraria para alimentar el nuevo contingente demográfico. Las ciudades fueron focos de atracción para la emigración rural, que buscaba mejores posibilidades económicas; este suceso coincidió con la expansión de los núcleos urbanos y la necesidad de nuevos servicios, más viviendas, remodelaciones urbanísticas y nuevas construcciones siguiendo los principios de las tendencias urbanísticas del momento: el Renacimiento.
Los propietarios de las tierras obtuvieron más ingresos para poder gastar en productos manufacturados, la inflación disminuyó el poder adquisitivo, es decir, los precios aumentaron considerablemente mientras los salarios se mantenían prácticamente estancados, lo que ocasionó la disminución del consumo. Por lo tanto, en el siglo XVII se vivió una crisis: la gente no podía comprar los productos porque, en muchas ocasiones, eran demasiado caros.
Dentro de todo este contexto, fue cómo surgió la protoindustria:3 intentando escapar del sistema gremial (en las zonas rurales no tenía jurisdicción) y aprovechando esta prosperidad económica, los comerciantes entregaban materias primas a las familias campesinas, ya que la producción agrária era insuficiente para su manutención y por eso decidían emplearse en actividades complementarias:.4 Con estas materias primas, los campesinos realizaban manufacturas, que luego entregaban a los empresarios (a cambio de un pago por cada pieza hecha) para que las vendiesen en mercados. Dado que estos campesinos se regían por reglas socioculturales todavía no infuenciadas por la lógica capitalista, no producían según la necesidad del mercado, sino que complementaban su escasa producción agrária con estas actividades, siendo éstas un extra a su economía y no su principal fuente ingreso. Por lo que, cuando la demanda aumentaba, los comerciantes en vez de exigir más trabajo, debían expandir la zona protoindustrializada. Este modelo productivo en algunas regiones evolucionó hacia manufacturas centralizadas (que tenían una mayor producción), y en otros se fue debilitando hasta desaparecer.
La importancia general de la protoindustrialización reside en el hecho de que nos permite comprender en profundidad la forma en que el capital entra en la esfera de la producción. Este suceso supone la descentralización de la producción y de las diferentes fases de elaboración en zonas rurales dispersas, creando más productos aunque de menor calidad, pero favoreciendo la introducción de innovaciones a la industria téxtil para mejorar el proceso (mecanizado con fuerza hidráulica) y superar las dificultades existentes. La aportación de novedades tecnológicas no sólo se dio en la fabricación textil, sino también en la producción de armamento, cerámica, siderurgia, etc., y al mismo tiempo, incentivó la explotación minera de metales. No obstante, C. Cipolla considera el contexto bélico del momento como factor causante del desarrollo tecnológico armamentístico, y a su vez, de la metalúrgia.5
Los productos en seguida aumentaron su demanda en detrimento de las manufacturas artesanales, aunque este sistema de fabricación doméstica estaba alejada de los centros comerciales y se interrumpía en las épocas del año en qué había faena en el campo; pero con todo, al empresario le era más rentable porque pagaba menos impuestos y los campesinos cobraban menos que los artesanos. Con el crecimiento abundante de la demanda, el comerciante aumentó, también, su producción instaurando nueva maquinaria (que los agricultores no podían costearse) en centros urbanos aportando riqueza y la crisis de los gremios. En resumen, el comerciante aportaba todo el capital (materia prima y maquinaria) para poder obtener beneficio y controlar el valor añadido.
   La protoindustria (Putting-out system o Industria domiciliaria o doméstica):
Al final del feudalismo la protoindustria se convierte en una actividad normal. Un porcentaje muy elevado de la población agraria se dedicaba a la manufactura rural (a la protoindustria), que se desarrollaba en las casas, por lo que la documentación no muestra esta actividad.
La protoindustria es, por tanto, un sistema de producción cuyas principales características son que utiliza al trabajador rural (hombre, mujer y niños) para producir bienes manufacturados, y la poliactividad (la mayoría de personas tenían más de una ocupación). Por tanto, la actividad protoindustrial es un complemento para la economía rural.
La persona que organiza esta actividad manufacturera es el comerciante (putter), que compra la materia primera necesaria para realizar el trabajo y la reparte entre las familias. Las herramientas que las familias utilizan pueden ser de su propiedad o propiedad del comerciante. Cuando el trabajo está acabado el comerciante paga a las familias y les proporciona más materia primera, y vende el producto en otra zona. Por tanto, el comerciante controla el proceso productivo y distributivo mientras que la familia se mantiene ajena.
El concepto de protoindustria lo utiliza por primera vez Mendels en 1972, quien le otorga una serie de características:
   Es un fenómeno regional.
   Crecimiento de la manufactura rural, que cada vez es más frecuente.
   Está destinada a un mercado extraregional e incluso internacional.
   Importancia de las ciudades, de donde provienen los comerciantes.
   Importante conexión entre áreas agrícolas y manufactureras: las tierras malas para la agricultura desarrollan más la producción manufacturera, lo que posibilitará el intercambio de mercancías entre áreas agrícolas y manufactureras. De esta forma la protoindustria derivará en la economía industrial y será el precedente de la economía actual. Esto conducirá a la producción de excedentes y la articulación de los mercados, y será entonces cuando se produzca la modernización de la economía.
   Participación de la familia en el proceso productivo.
   Las unidades de producción son de reducido tamaño y se encuentran en el propio domicilio.
   Mala calidad de las mercaderías por la rudimentación de las técnicas. Como consecuencia (a la mala calidad) los artículos serán baratos. Los productos de calidad los producen los gremios en las ciudades.
   Sueldos bajos, dado que es una actividad de complemento y que los productos son de mala calidad.
En las zonas donde se desarrollan estas actividades protoindustriales se producirá un aumento de la población y un adelanto de la edad del matrimonio. Pero a finales del siglo XVIII esta actividad queda muy limitada y las regiones donde se desarrollan entraran en rendimientos decrecientes, es decir, los comerciantes empezarán a tener dificultades para mantener sus beneficios. Esto se debe principalmente a la distancia (cuanto más lejos esté la familia productora menos beneficios obtendrá el comerciante), en este aspecto influyen el medio de transporte (el carro), el alojamiento, los peajes, etc.
Estos rendimientos decrecientes provocan el inicio de la industria concentrada o centralizada, en la que el comerciante concentra toda la actividad productiva en una misma región a la que las familias se tendrán que desplazar. Con este tipo de industria se produce la especialización, con la que muchas familias rurales se dedicarán exclusivamente a la producción manufacturera. Además, el comerciante adquiere la experiencia técnica y de gestión que le permitirá convertirse en industrial.
Por tanto la protoindustria constituye un proceso intermedio entre la manufactura rural y la industria.
Según P. Mathias hay países protoindustriales que después se industrializan, como Inglaterra, países con protoindustrias que no se industrializan o que lo hacen muy tarde, como Italia, y países sin protoindustrias que finalmente se industrializan, como los países nórdicos.

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