domingo, 27 de octubre de 2013

LA TRANSICIÓN DEL FEUDALISMO AL CAPITALISMO

LA TRANSICIÓN DEL FEUDALISMO AL CAPITALISMO

Entre los siglos XIV y XVIII se observa un proceso complejo de transición del modo de producción feudal al capitalista. Análogamente, la servidumbre declinó como forma predominante de relación social y laboral del ámbito rural. Al mismo tiempo, se transformó la organización del trabajo urbano. Los gremios de oficios y artesanos que tutelaban la vida laboral desde la Edad Media fueron desplazados, luego de un largo y conflictivo proceso, por el trabajo libre asalariado de los obreros.
Durante la Edad Moderna, la agricultura continuó siendo la base de la economía.  El 80% de la población era agrícola, y de la agricultura dependían los cambios demográficos, el comercio y la producción artesanal. La elaboración de productos industriales era de carácter artesanal. Se llevaba a cabo en casas o pequeños talleres, en la ciudad o en el campo. Los productores poseían tanto el capital como el trabajo. Estaban agrupados en corporaciones de oficio o gremios, que reglamentaban su actividad. Estas corporaciones tenían una organización jerárquica. Sus miembros plenos eran los maestros. Éstos eran los propietarios de sus talleres y herramientas. Su principal capital era el conocimiento del oficio. Participaban activamente de la producción, en la cual contaban también con el trabajo de oficiales y aprendices.
Este panorama general requiere una mirada más específica y procesal. Superada la crisis del Siglo XIV, se produce un crecimiento económico estimulado por el aumento de la productividad agrícola de la población. Con el objeto de maximizar la capacidad productiva y estimular la producción de excedentes para los mercados urbanos en expansión, los terratenientes continuaron y aún incrementaron la tendencia a reemplazar la relación servil por el arrendamiento de sus tierras a los campesinos. Esto significaba la eliminación  o notable disminución de las obligaciones que impedían la total dedicación del campesino a sus tierras. El resultado era un mayor estímulo a la productividad campesina.
Los excedentes rurales hallaban su camino a la ciudad a través de los mercaderes urbanos, germen de una burguesía en conformación. Estos comerciantes no sólo estimularon  la producción agraria; para superar las trabas que suponían los gremios para la producción artesanal, incentivaron la producción de bienes manufacturados por parte de la población rural. De esta manera, la combinación de la producción, tanto rural como artesanal, y el intercambio organizaron un circuito económico entre la ciudad y campo, que favoreció el aumento de la producción y el incremento del poder económico de la burguesía.
En el Siglo XVII, una conjunción de malas cosechas, hambre, peste y guerras provocaron una caída de la producción y un descenso demográfico. Correlativamente cayó el comercio. Los precios de los productos agrícolas se estancaron y comenzaron a oscilar permanentemente. La crisis del siglo XVII reflejó la notable incoherencia entre una economía en expansión y una estructura social que aún pertenecía a una etapa anterior. Mientras la lógica económica del capitalismo propendía al ahorro, la inversión y la ganancia, la estructura estamentaria de las sociedades aristocráticas favorecían al consumo suntuario y el préstamo usurario.
Los resultados de la crisis fueron la concentración económica; la prosperidad de los grandes terratenientes a expensas de los campesinos y pequeños propietarios; la sustitución de los gremios medianos por el trabajo a domicilio en campo, controlado por grupos comerciales; el crecimiento de la ciudad a expensas del campo y de las grandes metrópolis a expensas de ambas.
La crisis no afectó por igual a toda Europa. Mientras que las economías de España e Italia languidecían y la de Francia soportó la crisis, la economía inglesa pudo aprovecharla para desarrollar la agricultura, la producción industrial y el comercio ultramarino. De esta manera, Inglaterra se colocó a la cabeza de la economía mundial. En Francia y otros lugares, la respuesta a la crisis fue el mercantilismo. Para evitar el drenaje de metales preciosos, se aplicaron políticas proteccionistas. Se limitó la importación de bienes y se estimuló la producción local. También se favoreció el comercio interno mejorando las vías de comunicación y anulando las aduanas internas.
También en Inglaterra la monarquía apoyó la expansión manufacturera, protegió la industria prohibiendo la importación de productos textiles, alentó la construcción naval y el comercio exterior. La industria textil inglesa se vio favorecida por el vuelco hacia la agricultura comercial, el aumento del a productividad agrícola y el desarrollo de la ganadería ovina.
La crisis económica y su  resolución afectó de distintas maneras a los diferentes sectores sociales en diversos lugares. En el este de de Europa se fortaleció la nobleza ante la debilidad de la burguesía y se acentuó el sistema feudal. Los campesinos siguieron sometidos a fuertes cargas serviles. En Francia el fortalecimiento de la monarquía condicionó las relaciones entre la nobleza y los burgueses. El rey apropió el derecho de percibir las rentas feudales y las repartía entre los nobles, sujetándolas a su autoridad. Para equilibrar el poder de la nobleza, la monarquía incorporó burgueses enriquecidos a la administración. Los campesinos fueron mantenidos en su posición social tradicional y el Estado utilizó su poder para reforzar la dominación feudal e incluso contrarrestar las mejoras que habían conquistado mediante la conmutación de cargas feudales en los siglos anteriores.  En este sentido, la nobleza, aunque improductiva y despilfarradora, continuó siendo en Francia la principal clase social, a pesar del avance de la burguesía.
En Inglaterra, las revoluciones del Siglo XVII llevaron al fracaso del absolutismo y a la formación de la monarquía parlamentaria. Su correlato social fue la asociación de la burguesía triunfante con la nobleza. De esta manera, la política favoreció la expansión comercial y productiva. Esta expansión combinó el comercio de ultramar con el crecimiento del mercado interno. Los campesinos ingleses eran mayoritariamente libres desde en siglo XIV. Sin embargo, su situación estaba amenazada por otros procesos. La expansión  de la producción agrícola y ovina estimularon el cercado de los campos abiertos, despojando a los campesinos del uso de los bosques y de las tierras comunales. El aumento de la demanda urbana llevó a muchos terratenientes a reemplazar el arrendamiento de sus tierras por la explotación directa a través de jornaleros. Esto  favoreció la concentración de la propiedad y la expulsión de la población rural. Se modificó la estructura social del agro, reduciéndose la pequeña propiedad; así apareció un importante proletariado rural.

La economía familiar protoindustrial

Adaptación de Kriedte, Medick, Shulumbohm, Industrialización antes de la industrialización, Cap. 2 “La economía familiar protoindustrial”, Crítica, Barcelona, 1986.

            En las sociedades agrarias no capitalistas el hogar y la familia del campesino constituían la unidad de producción, de consumo y de reproducción. Esta unidad, a pesar de sufrir modificaciones, continuará siendo uno de los elementos fundamentales del sistema socioeconómico durante la fase de protoindustrialización o de industria rural a domicilio.
            La finalidad del trabajo de la familia se concentraba en desarrollar una producción de bienes de uso, se trata de una economía de “metas limitadas”, es decir se dedican a producir lo que necesitan sólo para vivir y cuando logran algún tipo de excedente, éste será destinado a aumentar el consumo de alimentos o para la compra de materias primas.
            El nivel de producción así como el de consumo, son reguladas según las necesidades de subsistencia. Si estas necesidades suben, aumenta el trabajo de cada miembro y por consecuencia el ingreso familiar de productos. El esfuerzo productivo de la familia aumenta o disminuye de acuerdo a un sistema autorregulador interno.
            En las sociedades agrarias, la familia vive de la agricultura, pero no se limita a la producción agrícola, también fabricaba productos artesanales para el consumo familiar y la demanda local.  La familia rural se vio cada vez más obligada a dedicarse a la producción manufacturera, sobre todo aquellos campesinos que quedaron con muy pequeña cantidad de tierra o sin ella. Al dedicarse a tiempo completo a la industria ruralles ofrecía mayores posibilidades de supervivencia, aunque no permanentes.
                        El proceso en donde los campesinos gradualmente pierden las tierras, se desarrolla por un conjunto de factores; el aumento de la población hace que la cantidad de tierra por unidad familiar sea menor, además la unidad familiar al no poder asegurarse la subsistencia cae en el endeudamiento. Un factor de mayor relevancia es el cercamiento y arrendamiento (explotación directa a través de jornaleros) por parte de los señores de las tierras comunales y campesinas con el fin de asegurarse mayor cantidad de tierras para la producción agrícola y ovina, estimuladas por el aumento de mercados internos y la expansión comercial.
            La instalación de una nueva unidad familiar depende de las herramientas (por ejemplo el telar) y de la capacidad de trabajo de la nueva familia antes que de la tierra; muchos miembros en la familia constituyen fuerza de trabajo que se traduce a su vez, en mayores ingresos.


Bibliografía

-       DENKBERG, A., FINOCCHIO, S., Presente y pasado del trabajo, Buenos Aires,La Llave, 1999

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