jueves, 31 de octubre de 2013

Renacimiento principales características

Revolución Inglesa

Cambios económicos y conflictos de intereses: Hasta finales del siglo XVI, la monarquía de los Tudor tuvo muchos intereses en común con los burgueses urbanos y con los pequeños propietarios rurales de origen noble lagentry . Sus intereses coincidían en la lucha contra España por el dominio de los mares atlánticos y por el empeño español en restablecer el catolicismo en Inglaterra; y también en la lucha contra las familias más poderosas de la nobleza inglesa —la aristocracia— que arruinaban el país con sus guerras privadas. Pero esta alianza entre la monarquía, la gentry y los burgueses entró en crisis durante los reinados de los reyes Estuardo.
En las primeras décadas del siglo XVII, la riqueza de los burgueses dedicados al comercio y a la producción de mercaderías aumentaba, y también la de la gentry, cuyos miembros se diferenciaron del resto de la nobleza porque se dedicaron a una actividad típicamente burguesa como el comercio.
Mientras tanto, disminuían los ingresos de los nobles más poderosos que tenían como única fuente de riqueza la propiedad de sus tierras. Muchos nobles comenzaron a depender de la monarquía para sobrevivir, y los burgueses entraron en conflicto con el poder absoluto de la monarquía que intentó poner límites al desarrollo de sus actividades económicas.
La lucha por la nueva riqueza
El problema era que los burgueses estaban generando y acumulando una riqueza a la que la monarquía no podía acceder. Para obtener una parte de esa nueva riqueza la monarquía propuso crear nuevos impuestos y aumentar los que ya existían. El Parlamento se opuso porque sus miembros no podían controlar el destino del dinero recaudado. La corona también intentó participar directamente en algunas de las actividades industriales y comerciales, pero el resultado fue aumento de precios, desocupación y descontento general. Para conseguir ingresos, la monarquía comenzó a exigir antiguos derechos feudales y reforzó su alianza con la jerarquía de la Iglesia Anglicana, integrada por grandes terratenientes.

Jacobo I EstuardoSu tendencia a ejercer el poder en forma absoluta se confirmó en 1610 cuando disolvió el Parlamento y no lo volvió a convocar hasta 1621. Para los burgueses esto no hacia mas que frenar el libre comercio y el desarrollo de sus actividades económicas.
La guerra civil y la abolición de la monarquía

Durante 1639 y 1640 los burgueses se negaron a pagar impuestos. Pero la crisis se agravó cuando, en 1640, Escocia pretendió separarse de Inglaterra y la Cámara de los Comunes se negó a aprobar los fondos necesarios para equipar y pagar un ejército a las órdenes de Carlos I. La mayoría de los comerciantes, artesanos y aprendices apoyaron a los Comunes y en 1642 comenzó la guerra civil.
El enfrentamiento por los impuestos continuó. La corona comenzó a exigirlos aunque no tuvieran la aprobación del Parlamento; y los burgueses comprendieron que los cambios económicos que necesitaban sólo se alcanzarían a través de la lucha política. Las familias de comerciantes y terratenientes más poderosas, relacionadas entre sí por negocios comunes y que estaban representadas en las dos cámaras del Parlamento, fueron el núcleo de la oposición al rey Carlos I con el objetivo de lograr un gobierno que representara los intereses de los hombres de negocios.

Ejecución del Rey Carlos I en 1649.El ejército ocupó la capital en 1648 y el Parlamento Depurado procesó al rey con el siguiente fundamento: "Los comunes de Inglaterra reunidos en el Parlamento, declaran que, por debajo de Dios, el pueblo es el origen de todo poder justo"...
En los dos bandos enfrentados, el parlamentario y el realista, había representantes de la nobleza y de los burgueses. Lo que los diferenciaba era que los realistas tenían más fuerza en las regiones agrícolas del norte y el Oeste del país, mientras que el Parlamento encontraba el apoyo en el sur y en el este, regiones en las que predominaban la industria y el comercio. También las ideas religiosas los diferenciaban: el puritanismo respaldaba, en general, al Parlamento, y el anglicanismo, como iglesia oficial, al rey. En el conflicto armado, venció el ejército parlamentario que dirigía Oliverio Cromwell. En 1649, los nobles fueron expulsados del Parlamento, se proclamé la república y el rey Carlos I fue decapitado.
La Gloriosa Revolución: Después de la muerte de Cromwell, los burgueses más poderosos, que necesitaban paz y orden para sus negocios, llegaron a un acuerdo con la nobleza y, en 1660, la monarquía fue restaurada en la persona de Carlos II Estuardo. Por su parte, el rey aceptaba que correspondía al Parlamento la elaboración de leyes y la aprobación de impuestos.
Pero el acuerdo entre la monarquía y el Parlamento se rompió cuando llegó al trono Jacobo II, católico y con tendencias absolutistas. El nuevo rey no encontró apoyo para restablecer la monarquía absoluta: la nobleza no era católica y, además, sabía que la mayor parte de la sociedad no aceptaba una vuelta al pasado. Esto fue lo que llevó a un nuevo acuerdo entre los nobles y los burgueses, quienes coincidieron en la necesidad de destronar al rey y justificaron su propósito en las ideas del filósofo inglés John Locke.
Convencidos de que el destronamiento del rey en este caso era lícito, en 1688 nobles y burgueses ofrecieron la corona de Inglaterra al príncipe holandés Guillermo de Orange con dos condiciones: debía mantener el protestantismo y dejar gobernar al Parlamento. Jacobo II, abandonado por casi todos los grupos sociales, dejó el trono. Así, sin violencia, triunfó la Gloriosa Revolución (como la llamaron los hombres de la época), que abolió definitivamente la monarquía absoluta e inició en Inglaterra la época de la monarquía parlamentaría.
 
 Sesión de la Cámara de los Comunes. El filósofo John Locke (1632-1704) sentó las bases del liberalismo político. En su Tratado de Gobierno Civil propuso un sistema político que aseguraba las libertades y los derechos de los individuos. Pensaba que los miembros de una sociedad establecían entre sí un contrato, por el cual delegaban e/poder en los gobernantes. Por eso, la acción de los gobernantes debía estar controlada por los representantes del pueblo, y si el gobierno era injusto el pueblo tenía el derecho a rebelarse. En su Carta sobre la Tolerancia de 1689, Locke afirmó: “Para m1 el Estado es una sociedad de hombres constituida únicamente con e/fin de adquirir conservar y mejorar sus propios intereses civiles. Intereses civiles llamo a la vida, la libertad, la salud y la prosperidad del cuerpo; y a la posesión de bienes externos, tales como el dinero, la tierra, la casa, el mobiliario y cosas semejantes.”
El parlamentarismo y el desarrollo del capitalismo: Luego del triunfo de la Gloriosa Revolución, en Inglaterra comenzó a funcionar un sistema de gobierno llamado parlamentarismo. Este sistema aseguró la participación de los súbditos en el gobierno del Estado a través del Parlamento.
Durante el siglo XVII, los grupos comerciales y manufactureros más poderosos controlaron el gobierno parlamentario con el fin de promover sus intereses económicos. Se eliminaron los privilegios reales, aristocráticos y de las corporaciones, los monopolios, las prohibiciones, los peajes y los controles de precios, que obstaculizaban la libertad de comercio y de industria. Se crearon y fortalecieron instrumentos que servían para el desarrollo de las nuevas actividades económicas: se creó el Banco de Inglaterra y se generalizaron las sociedades anónimas, se difundió la tolerancia religiosa y se protegió el progreso de la ciencia.
El Estado inglés promovió especialmente el desarrollo del comercio y de la industria de manufacturas. El Acta de Navegación, que en 1651 estableció que el transporte de todas las mercaderías procedentes de o destinadas a Inglaterra debía hacerse únicamente en naves inglesas, fue el origen del desarrollo de una flota mercante que convirtió a Inglaterra en la dueña de los mares del mundo. Desde el 1700, además, el Parlamento prohibió las exportaciones de lana en bruto y organizó el establecimiento de artesanos extranjeros, con lo que sentó las bases del desarrollo de la industria textil.

miércoles, 30 de octubre de 2013

La Revolución De Los Precios ( Kriedte)

Durante la segunda mitad del siglo XV se dio una fase de crecimiento: aumento de población, expansión de la agricultura y manufacturas, los mercados penetran en ultramar, aumento del comercio y del circulante de dinero. Al mismo tiempo subieron los precios de los productos alimenticios. Esa inflación Bodin la atribuyó a las importaciones de plata de América  pero sus causas eran más profundas. 
Crecimiento de la población. Fue paulatino y con diferente intensidad en diversas regiones de Europa. 
En la alta edad media se habían creado mecanismo de control para impedir que se produjera una tensión entre población y recursos, a mediados del XV, al haber tierras en abundancia, esos mecanismo se aflojaron. El crecimiento de la población tuvo más que ver con una menor mortalidad que con una mayor fertilidad. 
Expansión de la agricultura. Fueron factores determinantes de la crisis agraria de la baja edad media un proceso de extensificación y otro de intensificación. En el siglo XVI bajo una población en aumento era necesario invertir el proceso de extensificación y mucho menos el de intensificación. Pero fue necesario algo más: explotar nuevas tierras, desmontar nuevos campos y praderas, desecar pantanos y diques. 
Las relaciones de producción agraria tomaron rumbos diferentes en Europa Occidental (comienzos de una agricultura comercial en Inglaterra) y en la centro-oriental y oriental (refeudalización). El Elba fue la una línea divisoria socioeconómica. Se complementaron agricultura-ganadería. 
La explotación rotativa incidiría en la estructura social de la aldea, sólo se podía pensar en ella si el campo se había cercado, éste fue el fin de campos abiertos (open fiels), y el triunfo del individualismo agrario. Además el crecimiento de la población había desencadenado el asalto a las tierras comunes y elevado los precios. La demanda era de productos alimenticios y de lana de la industria textil inglesa, esta última forzó la comercialización de la agricultura inglesa, convirtiéndose en el precursor del capitalismo. 
Los terratenientes fueron los precursores del cercamiento, ellos pasaban una difícil situación: las rentas eran estacionarias y los precios subían. Algunos señores podían elevar las rentas, o bien incorporar las tierras de los campesinos al dominio del señor, cercándolas y luego arrendándolas. 
Las tensiones por el crecimiento de población aparecieron en el continente con mayor intensidad (excepto en Países Bajos) que en Inglaterra. La ganadería fue sacrificada en beneficio de la agricultura y la tendencia básica fue la sustitución de la enfiteusis por el arrendamiento. Francia estaba más atrasado que Inglaterra.(El autor analiza diferentes países de Europa). 
La refeudalización de la agricultura de Europa centro oriental y oriental fue el contraste más extremo del surgimiento de la agricultura comercial de Inglaterra. El punto de referencia ya no era la propiedad feudal sino el mercado mundial. Hubo dos tipos de dominios señoriales: los orientados al mercado de exportación y otro al mercado interno. 
Manufacturas, comercio y finanzas. La crisis de la Baja Edad Media afectó menos a la manufactura que a la agricultura puesto que sus productos tenían una demanda elástica respecto del ingreso. Las manufacturas pueden salir de la crisis por el impulso de los mercados de ultramar, disminuye la demanda de manufacturas por la reducción del poder adquisitivo. Hay exclusividad para productos de primera necesidad (alimentos). 
Las colonias americanas (XVI) adquieren importancia como mercados para los europeos. Francia, Países Bajos e Inglaterra llevan la delantera, ésta última en la Baja Edad Media había pasado de exportar lana a exportar paños, ganan terreno las "new draperies", su éxito se debía a que eran más baratos, livianos y agradables satisfaciendo la tendencia de la moda y a un número más amplio de compradores. 
La manufactura textil seguía siendo en la mayoría de los casos en las ciudades, pero en la segunda mitad del XVI, se extendería al campo. Se asentó en los pequeños cottages de los productores agrarios con poco o nada de tierras, organizada de forma artesanal o en forma de economía familiar; no solo las mercadería terminadas sino también la compra de materias primas habían pasado al capital comercial, apoyándose esos productores cada vez más en los comerciantes. De vez en cuando algún productor podía transformarse en empresario, con frecuencia lo hacían los que tenían en sus manos la última fase de producción, el acabado ( tintoreros). 
En las esferas económicas el primer lugar era para la circulación, eran el comercio el que dominaba a la industria sin penetrar en la producción. El trabajo domiciliario permitió dirigir la producción desde la esfera de la circulación. El comercio tuvo la función de formación de capital. 
El comercio en el siglo XVI, aumentó en Europa en todas partes, el mercado europeo comenzó a convertirse en mercado mundial. El comercio de ultramar estaba determinado por los metales preciosos y especias, estos productos facilitaron la acumulación de capital, pero al mismo tiempo lo mantuvo alejado de la esfera de la producción y contribuyó a conservarlas relaciones de producción. 
Comenzaron a perfilarse las líneas básicas de un mercado asimétrico, entre metrópoli (productor de manufacturas), y periferia ( produce alimentos, metales, otros). Básico para este sistema era la diferencia fundamental en la organización del trabajo: el formalmente libre, el esclavo y servil en el otro. En la segunda mitad del XVI, comenzaron a surgir las sociedades de capital debido a las necesidades que surgían de los grandes negocios a largo plazo relacionados con el comercio a zonas distantes, superando a las sociedades personales, así se podían repartir entre mayor número de interesados los riegos de las empresas. 
El sistema de crédito se expandió siguiendo las necesidades del creciente comercio, hasta la segunda mitad del siglo XVI, Amberes y Lyon eran los principales centros financieros. Otra base para el florecimiento de las altas finanzas fue el crecimiento de las necesidades monetarias de los Estados. 
Revolución de los precios y el proceso socioeconómico. Es preciso al hablar de revolución de los precios analizar el entorno económico y social de la elevación de los precios. 
El precio de los cereales subieron, pero las manufacturas no aumentaron en la misma proporción. Algunos autores atribuyeron el aumento de los precios al aumento de la cantidad de dinero circulante, pero es mucho más el reflejo que la causa de ese proceso de crecimiento. Las discrepancias de precios hacen que sea probable que otras fuerzas, hayan desencadenado la revolución de los precios, correspondiéndoles a la plata española una importancia secundaria. 
La diferencias en la evolución de los precios de los productos alimenticios y los manufacturados solo pueden explicarse por la diferente elasticidad de demanda de ambos grupos de bienes ante una población en crecimiento. La demanda de bienes de primera necesidad vital no es elástico, la subida de precios no provoca una disminución de la demanda. Si se expande la población y la oferta no hace lo mismo, los precios de los productos alimenticios aumentan más que los manufacturados. Esto es lo que sucedió. 
La agricultura cayó en las redes de la ley de rendimientos decrecientes de la tierra: la extensión de la economía cerealera hizo que se redujera la fuerza de tiro y cantidad de abono brindada por la ganadería, por ello la productividad disminuyó. Se hizo necesario más tierras pero daban un rendimiento más bajo al ser tierras marginales. 
El aumento inflacionario de los precios era la cara externa de dicha revolución. Paralelamente se produjo en el ámbito de la distribución del ingreso un crecimiento de la renta de la tierra y una caida de los salarios reales. La nobleza rural alcanzó buenos resultados cuando amplió sus explotaciones y las arrendó, como en Inglaterra y el oeste de Francia, o las explotó directamente con trabajo servil, como en europa centro oriental. 
Las razones para la caida del salario real son evidentes: el crecimiento de la población multiplicó la oferta de fuerza de trabajo, sin que aumentara proporcionalmente su demanda, además el descenso de la productividad provocó el descenso de los salarios, los que dependían de ese salario fueron arrastrados a la marginalidad, junto con productores agrarios con tierras mínimas. 
Esta dinámica del siglo XVI desembocó en una crisis general. El rápido aumento de la población que había sido impulso del crecimiento se convirtió en una traba que lo contuvo. Mientras se estancaba o disminuía la producción de alimentos, el número de personas aumentaba, creciendo la brecha entre población y recursos. Los precios subían, se agudizaban los conflictos entre campesinos, señores feudales y el estado por la distribución del producto agrario. La compra de productos manufacturados se limitaba cada vez más. 
Todo esto desencadenó una agudización de la distribución desigual de la propiedad y el ingreso. Procesos de pauperización y proletarización coexistían con el proceso de acumulación. Algunos caian en la marginalidad y otros conseguían ampliar sus propiedades. 
La exacción del plusproducto campesino encontró en la revolución de los precios dificultades, la clase feudal necesitaba hacer un esfuerzo para mantener la tasa feudal mientras subía la renta de la tierra. La vieja nobleza de espada francesa se empobreció, se afirmó cuando puso adecuar la explotación de sus bienes a las condiciones de la época en que subian los precios agrarios. En Inglaterra mientras prosperaba la gentry, junto a los yeomen eran los conductores de la modernización agraria. 
Mientras las clases inferiores retrocedían a causa del desarrollo inflacionario, los grupos económicos principales, especialmente comerciantes, participaban del auge y mejoraban su posición  Las crecientes tensiones dentro de la estructura social se descargaron en estallidos violentos, levantamientos y revueltas. El campo se conflictos más importante fue la servidumbre: si bien se había debilitado desde fines del XV la situación económica de los campesinos no se había distendido sino empeorado 
La estratificación estamentaria feudal recibido de la edad media se mantuvo hasta bien entrada la edad moderna, en Inglaterra habían surgido una dimensión profesional (comerciantes, jueces, clero, administrativos) lograron constituirse como jerarquías de status independientes. Para la gentry inglesa el comercio era cada vez más atractivo, en el continente se fortaleció la adquisición de tierras (sobre todo en Francia) y la obtención de cargos. Amplios sectores de la burguesía francesa ascendieron a la clase feudal como noblesse de robe. Las dificultades económicas de la noblesse d´éppé le abrian a la corona francesa la posibilidad de quitarle todas sus funciones estatales y de eregir con la ayuda de la noblesse de robe un sistema absolutista.

Protoindustria

Con el aumento de población del siglo XVI citado previamente, creció también el área de explotación agraria para alimentar el nuevo contingente demográfico. Las ciudades fueron focos de atracción para la emigración rural, que buscaba mejores posibilidades económicas; este suceso coincidió con la expansión de los núcleos urbanos y la necesidad de nuevos servicios, más viviendas, remodelaciones urbanísticas y nuevas construcciones siguiendo los principios de las tendencias urbanísticas del momento: el Renacimiento.
Los propietarios de las tierras obtuvieron más ingresos para poder gastar en productos manufacturados, la inflación disminuyó el poder adquisitivo, es decir, los precios aumentaron considerablemente mientras los salarios se mantenían prácticamente estancados, lo que ocasionó la disminución del consumo. Por lo tanto, en el siglo XVII se vivió una crisis: la gente no podía comprar los productos porque, en muchas ocasiones, eran demasiado caros.
Dentro de todo este contexto, fue cómo surgió la protoindustria:3 intentando escapar del sistema gremial (en las zonas rurales no tenía jurisdicción) y aprovechando esta prosperidad económica, los comerciantes entregaban materias primas a las familias campesinas, ya que la producción agrária era insuficiente para su manutención y por eso decidían emplearse en actividades complementarias:.4 Con estas materias primas, los campesinos realizaban manufacturas, que luego entregaban a los empresarios (a cambio de un pago por cada pieza hecha) para que las vendiesen en mercados. Dado que estos campesinos se regían por reglas socioculturales todavía no infuenciadas por la lógica capitalista, no producían según la necesidad del mercado, sino que complementaban su escasa producción agrária con estas actividades, siendo éstas un extra a su economía y no su principal fuente ingreso. Por lo que, cuando la demanda aumentaba, los comerciantes en vez de exigir más trabajo, debían expandir la zona protoindustrializada. Este modelo productivo en algunas regiones evolucionó hacia manufacturas centralizadas (que tenían una mayor producción), y en otros se fue debilitando hasta desaparecer.
La importancia general de la protoindustrialización reside en el hecho de que nos permite comprender en profundidad la forma en que el capital entra en la esfera de la producción. Este suceso supone la descentralización de la producción y de las diferentes fases de elaboración en zonas rurales dispersas, creando más productos aunque de menor calidad, pero favoreciendo la introducción de innovaciones a la industria téxtil para mejorar el proceso (mecanizado con fuerza hidráulica) y superar las dificultades existentes. La aportación de novedades tecnológicas no sólo se dio en la fabricación textil, sino también en la producción de armamento, cerámica, siderurgia, etc., y al mismo tiempo, incentivó la explotación minera de metales. No obstante, C. Cipolla considera el contexto bélico del momento como factor causante del desarrollo tecnológico armamentístico, y a su vez, de la metalúrgia.5
Los productos en seguida aumentaron su demanda en detrimento de las manufacturas artesanales, aunque este sistema de fabricación doméstica estaba alejada de los centros comerciales y se interrumpía en las épocas del año en qué había faena en el campo; pero con todo, al empresario le era más rentable porque pagaba menos impuestos y los campesinos cobraban menos que los artesanos. Con el crecimiento abundante de la demanda, el comerciante aumentó, también, su producción instaurando nueva maquinaria (que los agricultores no podían costearse) en centros urbanos aportando riqueza y la crisis de los gremios. En resumen, el comerciante aportaba todo el capital (materia prima y maquinaria) para poder obtener beneficio y controlar el valor añadido.
   La protoindustria (Putting-out system o Industria domiciliaria o doméstica):
Al final del feudalismo la protoindustria se convierte en una actividad normal. Un porcentaje muy elevado de la población agraria se dedicaba a la manufactura rural (a la protoindustria), que se desarrollaba en las casas, por lo que la documentación no muestra esta actividad.
La protoindustria es, por tanto, un sistema de producción cuyas principales características son que utiliza al trabajador rural (hombre, mujer y niños) para producir bienes manufacturados, y la poliactividad (la mayoría de personas tenían más de una ocupación). Por tanto, la actividad protoindustrial es un complemento para la economía rural.
La persona que organiza esta actividad manufacturera es el comerciante (putter), que compra la materia primera necesaria para realizar el trabajo y la reparte entre las familias. Las herramientas que las familias utilizan pueden ser de su propiedad o propiedad del comerciante. Cuando el trabajo está acabado el comerciante paga a las familias y les proporciona más materia primera, y vende el producto en otra zona. Por tanto, el comerciante controla el proceso productivo y distributivo mientras que la familia se mantiene ajena.
El concepto de protoindustria lo utiliza por primera vez Mendels en 1972, quien le otorga una serie de características:
   Es un fenómeno regional.
   Crecimiento de la manufactura rural, que cada vez es más frecuente.
   Está destinada a un mercado extraregional e incluso internacional.
   Importancia de las ciudades, de donde provienen los comerciantes.
   Importante conexión entre áreas agrícolas y manufactureras: las tierras malas para la agricultura desarrollan más la producción manufacturera, lo que posibilitará el intercambio de mercancías entre áreas agrícolas y manufactureras. De esta forma la protoindustria derivará en la economía industrial y será el precedente de la economía actual. Esto conducirá a la producción de excedentes y la articulación de los mercados, y será entonces cuando se produzca la modernización de la economía.
   Participación de la familia en el proceso productivo.
   Las unidades de producción son de reducido tamaño y se encuentran en el propio domicilio.
   Mala calidad de las mercaderías por la rudimentación de las técnicas. Como consecuencia (a la mala calidad) los artículos serán baratos. Los productos de calidad los producen los gremios en las ciudades.
   Sueldos bajos, dado que es una actividad de complemento y que los productos son de mala calidad.
En las zonas donde se desarrollan estas actividades protoindustriales se producirá un aumento de la población y un adelanto de la edad del matrimonio. Pero a finales del siglo XVIII esta actividad queda muy limitada y las regiones donde se desarrollan entraran en rendimientos decrecientes, es decir, los comerciantes empezarán a tener dificultades para mantener sus beneficios. Esto se debe principalmente a la distancia (cuanto más lejos esté la familia productora menos beneficios obtendrá el comerciante), en este aspecto influyen el medio de transporte (el carro), el alojamiento, los peajes, etc.
Estos rendimientos decrecientes provocan el inicio de la industria concentrada o centralizada, en la que el comerciante concentra toda la actividad productiva en una misma región a la que las familias se tendrán que desplazar. Con este tipo de industria se produce la especialización, con la que muchas familias rurales se dedicarán exclusivamente a la producción manufacturera. Además, el comerciante adquiere la experiencia técnica y de gestión que le permitirá convertirse en industrial.
Por tanto la protoindustria constituye un proceso intermedio entre la manufactura rural y la industria.
Según P. Mathias hay países protoindustriales que después se industrializan, como Inglaterra, países con protoindustrias que no se industrializan o que lo hacen muy tarde, como Italia, y países sin protoindustrias que finalmente se industrializan, como los países nórdicos.

domingo, 27 de octubre de 2013

LA CRISIS DEL SIGLO XVII


LA CRISIS DEL SIGLO XVII

En el siglo XVII, Europa atravesó un período de crisis, cuyos rasgos principales fueron el descenso demográfico y la crisis económica. El impacto de la crisis fue fundamentalmente importante en los países mediterráneos.

Distintos aspectos de la crisis

A fines del siglo XV y durante el siglo XVI, Europa vivió un proceso de expansión. Los viajes ultramarinos, el incremento del comercio entre los continentes y los nuevos inventos que mejoraron la primitiva producción industrial fueron evidentes signos de crecimiento, al que, sin embargo, le siguió casi un siglo de estancamiento.
Diversos rasgos caracterizaron esta crisis. Uno de ellos fue el demográfico. Desde fines de la Edad Media, el crecimiento de la población europea había sido continuo. Sin embargo, en el siglo XVII este crecimiento se detuvo e, incluso, retrocedió en algunas zonas de Europa. Esto se debió, fundamentalmente, al hambre, a la peste y a la guerra. La agricultura, que era la principal actividad económica europea, no desarrolló nuevas técnicas para aumentar la producción. Como había que dar de comer a nuevas bocas, todo lo que se producía se consumía. Así, una serie de malas cosechas no sólo provocó hambre en un amplio sector de la población, sino también una disminución de matrimonios y, en consecuencia, de nacimientos. La sociedad mal alimentada sufría fácilmente de enfermedades y epidemias. El flagelo de la peste, aparentemente superado en el siglo XV, reapareció con virulencia[1] en el siglo XVII, sumándose otras enfermedades mortales, como el cólera y el tifus. También hubo un aumento de la mortalidad infantil (la mitad de los niños moría antes del primer año). Las continuas guerras que sacudieron el siglo tampoco fueron ajenas al retroceso demográfico, tanto por las consecuencias directas (muertes) como por las indirectas (destrucción de cosechas, aumento de cargas fiscales, etc.) que provocaron. Por ejemplo, durante la guerra de los Treinta Años, algunas regiones perdieron hasta un setenta por ciento de su población.
Otro aspecto importante de la crisis fue el económico. En este siglo se produjo un retroceso general del comercio, sobre todo, en la zona del Mediterráneo y en el Báltico. Durante el siglo XVI, los precios de los alimentos aumentaron considerablemente a causa de una mayor demanda, favorecida por la abundancia de metales preciosos. En cambio, durante el siglo XVII, los precios oscilaron permanentemente, perjudicando a amplios sectores de la población. A pesar de la penosa situación económica, algunos sectores lograron prosperar. Los grupos burgueses continuaron, en su gran mayoría, acrecentando su importancia en relación con las otras capas sociales.

La crisis en los diferentes países europeos

El impacto de esta crisis no fue igual en todas las zonas. El Mediterráneo dejó de ser el centro del desarrollo económico y político y la península Ibérica e Italia comenzaron un período de decadencia.
Francia vivió una situación intermedia frente a la crisis europea y, aunque políticamente adquirió gran influencia, económicamente quedó rezagada respecto de Inglaterra. En el caso de los Países Bajos, Suecia e Inglaterra, los efectos de la crisis fueron menos significativos. 
Si bien es  cierto que durante los siglos anteriores el comercio y la industria habían alcanzado cierto desarrollo, Europa siguió siendo fundamentalmente agraria. La inmensa mayoría de la población vivía aislada en el campo, consumiendo lo que se producía en el. Por el contrario, las clases acaudaladas adquirían bienes de carácter suntuario. De esta forma, el dinero disponible no era invertido en la producción, sino en préstamos a las monarquías absolutas, en el comercio de productos de lujo, en las construcciones suntuosas, etc.
El ejemplo más evidente de este comportamiento fue Italia. Allí se habían invertido capitales en el desarrollo de las primeras industrias textiles. Pero, durante el siglo XVI, estas industrias se dedicaron a proveer a las cortes de productos de lujo. Los comerciantes beneficiados con estas transacciones invirtieron sus ganancias en la compra de propiedades agrarias y en el préstamo de dinero a los reyes y a los grandes nobles en lugar de mejorar la industria. Se inició, así, la decadencia económica de Italia.
En Inglaterra, en cambio, se produjo un proceso inverso. Allí, el desarrollo de la agricultura y de una incipiente producción industrial favorecieron la expansión del comercio ultramarino del país.


Bibliografía

-          BAGNOLI, Q., PAZ G. y otros, HISTORIA 2, Santillana, Buenos Aires, 1996

Mercaderes, burguesía e industria rural a domicilio


Mercaderes, burguesía e industria rural a domicilio


            La expansión agrícola dio lugar a una reactivación del comercio. Al incrementarse el número de habitantes, aumentó la demanda, incluso la de los productos de lujo o suntuarios pedidos por los señores. De esta manera, la economía rural y cerrada, propia de la época feudal se transformó gradualmente en una economía abierta y comercial.
Apareció un nuevo personaje, el mercader, quien en las ferias vendía productos traídos desde regiones lejanas. Las ferias eran los lugares de intercambio de estas mercaderías. Se ubicaban en los márgenes de los ríos o a la vera del camino. La más conocida fue la feria de Champagne. “Desde principios del siglo XII, la superpoblación, el hambre y las guerras habían desplazado a un número considerable de individuos, errantes, privados de todo, que pasaron a engrosar la multitud de peregrinos y mendigos ya existente. Entonces algunos se dedicaron a pequeños negocios (…). Probaron una nueva suerte que nada tenía en común con las actividades tradicionales. Así pues, uno puede suponer que estos mercaderes crearon una mentalidad propia, muy particular. Esta gente, que hizo tabla rasa de sus antiguos vínculos, se lanzó a la aventura (…) buscando, ante todo, un rápido enriquecimiento. Los cronistas de la época hablan de advenedizos, de hombres sin fe y sin ley, sin escrúpulos, que por sus costumbres y modos difieren de los demás hombres.”
            El crecimiento de la producción agrícola y el aumento de la población, sobre todo rural, hizo necesario el funcionamiento de centros de redistribución de géneros y de objetos que los artesanos de los señoríos no ofrecían. Poco a poco las antiguas ciudades se fueron poblando de  mercaderes, asalariados, campesinos empobrecidos, artesanos y errantes. Se fue gestando una relación entre la ciudad y la zona rural próxima: el campo proveía a la ciudad de alimentos y de materia prima, mientras la ciudad ofrecía al campo su producción artesanal. Estas condiciones favorecieron a un nuevo sector económico, la burguesía. Éstos no dependían en ningún sentido de los señores feudales e irrumpieron en la visión del mundo basada en los tres órdenes. En sus comienzos la burguesía estaba asociada a las actividades comerciales y artesanales, aunque también luego participó en la banca y en la administración.
            Dentro de las ciudades los grupos e individuos que se dedicaban al comercio y a las artesanías formaron asociaciones o corporaciones. Los gremios agrupaban a los artesanos que ejercían un mismo oficio; las guildas estaban compuestas por los mercaderes que se dedicaban al comercio de una determinada ciudad o región, aunque a veces reunían a los comerciantes de un mismo producto.
            Las corporaciones de los mercaderes tenían como funciones controlar los mercados locales y  mantener los precios estables y sin competencia. Las funciones de los gremios de los artesanos eran semejantes a las de las corporaciones de los mercaderes, pero además tenían la responsabilidad de conservar la calidad de sus productos. Estas asociaciones tenían estatutos que reglamentaban de manera muy estricta quiénes podían ejercer cada profesión, las características que debían tener los productos, los materiales que debían emplearse, los procedimientos y técnicas de elaboración, las cantidades que podían producirse y los precios a los que podía venderse.
            Dentro de las aldeas campesinas comienzan a surgir nuevas formas de trabajo, a raíz del proceso de expansión del siglo XII. Al existir un sistemas de tributos progresivo, los campesinos que lograron enriquecerse pagaron cada vez menos impuestos, mientras que los campesinos más pobres pagaban más impuestos en relación a su ingreso. Sumado a ello los campesino que poseían una cantidad de tierra muy pequeña, si bien no deben tributar, deben conseguir un trabaja extra para poder mantener su tierra y su familia, con lo cual empieza a aparecer un campesinado pobre que debe trabajar en otra tierra por un salario. Esto provocó una polarización social que dio paso a nuevas formas de trabajo en el área rural.
            Los campesinos ricos comienzan a darle trabajo al campesino pobre en el Kaufsystem, es decir le dan lana para tejer y producir paños. El telar pertenece al campesino, porque el mismo hacía sus paños, paños baratos sin teñir (el sayal). De esta manera, el campesino hacía una actividad doméstica que durante mucho tiempo practico para su propia economía doméstica y autosubsistente,  logrando ahora conseguir dinero extra al trabajo de la tierra. Kaufsystem significa sistema de compra y se da cuando un personaje rico  le da la materia prima al campesino para que teja paños que luego va a vender en el mercado. Otro tipo de sistema que se comienza a dar alrededor del siglo XIV es el Verlagsystem, en donde el campesino es demasiado pobre y no posee telar. En esta situación el hombre que posee riquezas le compra un telar y se lo da para que el campesino realice los trabajos que le pida.
            Estos dos sistemas de trabajos se conocen más comúnmente con el nombre de industria rural a domicilio. A partir de estas formas de trabajo nuevas y de la aparición del burgués,  comienza el proceso de transformación económica y social que esta dada por la transición del feudalismo al capitalismo.

EL ESTADO ABSOLUTISTA



EL ESTADO ABSOLUTISTA

En el siglo XVII, el absolutismo triunfa en casi toda Europa. El sistema absolutista puede considerarse la culminación del proceso de centralización del poder en manos del rey, iniciado con los estados modernos del Renacimiento.
El centralismo

 Durante la mayor parte de la Edad Media, el poder de los reyes era débil frente al de  los demás señores feudales. Estos últimos ejercían en su señorío el poder político y económico: cobraban impuestos e impartían justicia.
A fines de la edad media, el poder de los nobles disminuyó notablemente. El agotamiento de las tierras, las hambrunas, las pestes, y los levantamientos campesinos fueron algunas de las causas de la decadencia. Esta circunstancia fue aprovechada por los monarcas para iniciar un proceso de fortalecimiento del poder real. Este proceso alcanzó su culminación en el siglo XVII cuando se establecieron las monarquías absolutas, en varios países de Europa.
La característica fundamental del estado absolutista fue la instauración de la monarquía centralizada. El poder político, que anteriormente se ejercía en el feudo, pasó a ser ejercido por la corona. Esta nueva forma de gobierno se basó en la teoría de que el soberano recibía suponer de Dios para, a su vez, gobernar al pueblo. También hubo un retorno a los principios del derecho público romano, fundamentalmente en lo referente al derecho absoluto de los gobernantes. El rey era la fuente suprema de todo poder y de todas las leyes y su decisión era considerada “la ley”,
El monarquía que llevó al extremo esta concepción del absolutismo fue Luis XIV de Francia, cuya frase célebre fue “el Estado soy yo”.
El rey era el jefe del estado absolutista y ejercía en forma personal el poder. Era el máximo responsable del bienestar de su reino y de sus habitantes, los súbditos. Para ello debió contar con un ejército que le permitiera derrotar militarmente a los nobles rebeldes, a los campesinos sublevados y a las tropas de los estados enemigos. El estado absolutista ejercía un control sobre la burocracia, necesaria para la administración del reino, la diplomacia, las finanzas y el cobro de los impuestos. También se preocupó por el desarrollo del comercio.
A medida que las rentas feudales comenzaron a ser percibidas por el monarca, los nobles debieron depender de la distribución que la corona hacía de aquellas. De esta forma la clase noble, debilitada, quedó sometida al poder real. Para reforzar el control de la administración, el rey se valió de un nuevo tipo de funcionarios: los intendentes, en Francia y los corregidores, en España. En algunos países se produjo la venta de cargos públicos y títulos nobiliarios, que fueron adquiridos por la burguesía. Estos beneficios otorgados por el rey respondían a una cuestión económica, pues los burgueses, muchas veces, prestaban plata y financiaban los gastos de la monarquía. Sin embargo, más allá del aparente beneficio de la burguesía, los monarcas mantuvieron a los nobles en lo alto de la jerarquía social. Por lo tanto, el absolutista fue el último intento de la clase feudal por dirigir la sociedad.

El este europeo
En el este de Europa, desde fines de la Edad Media, se llevó a cabo un proceso de acentuación del sistema feudal, llamado “refeudalizacióbn o segunda servidumbre”.  El poder de los burgueses decayó y creció el poder de los señores feudales, que sometieron a los campesinos a pesadas cargas de trabajo.
Sin embargo, también en esta parte de Europa comenzaron a organizarse estados absolutistas. Peor a diferencia de lo que ocurría en el oeste europeo, allí el absolutismo se originó como reacción frete a  la amenaza militar de los reinos occidentales.
Por otra parte, los países del este de Europa actuaron como proveedores de materias primas del oeste. Esta situación generó una dependencia económica del este europeo respecto del oeste. Ante el peligro de quedar sometidos a la influencia de los países occidentales, los nobles fortalecieron sus estados con ejércitos permanentes.

Bibliografía

-          BAGNOLI, Q., PAZ G. y otros, HISTORIA 2, Santillana, Buenos Aires, 1996


LA TRANSICIÓN DEL FEUDALISMO AL CAPITALISMO

LA TRANSICIÓN DEL FEUDALISMO AL CAPITALISMO

Entre los siglos XIV y XVIII se observa un proceso complejo de transición del modo de producción feudal al capitalista. Análogamente, la servidumbre declinó como forma predominante de relación social y laboral del ámbito rural. Al mismo tiempo, se transformó la organización del trabajo urbano. Los gremios de oficios y artesanos que tutelaban la vida laboral desde la Edad Media fueron desplazados, luego de un largo y conflictivo proceso, por el trabajo libre asalariado de los obreros.
Durante la Edad Moderna, la agricultura continuó siendo la base de la economía.  El 80% de la población era agrícola, y de la agricultura dependían los cambios demográficos, el comercio y la producción artesanal. La elaboración de productos industriales era de carácter artesanal. Se llevaba a cabo en casas o pequeños talleres, en la ciudad o en el campo. Los productores poseían tanto el capital como el trabajo. Estaban agrupados en corporaciones de oficio o gremios, que reglamentaban su actividad. Estas corporaciones tenían una organización jerárquica. Sus miembros plenos eran los maestros. Éstos eran los propietarios de sus talleres y herramientas. Su principal capital era el conocimiento del oficio. Participaban activamente de la producción, en la cual contaban también con el trabajo de oficiales y aprendices.
Este panorama general requiere una mirada más específica y procesal. Superada la crisis del Siglo XIV, se produce un crecimiento económico estimulado por el aumento de la productividad agrícola de la población. Con el objeto de maximizar la capacidad productiva y estimular la producción de excedentes para los mercados urbanos en expansión, los terratenientes continuaron y aún incrementaron la tendencia a reemplazar la relación servil por el arrendamiento de sus tierras a los campesinos. Esto significaba la eliminación  o notable disminución de las obligaciones que impedían la total dedicación del campesino a sus tierras. El resultado era un mayor estímulo a la productividad campesina.
Los excedentes rurales hallaban su camino a la ciudad a través de los mercaderes urbanos, germen de una burguesía en conformación. Estos comerciantes no sólo estimularon  la producción agraria; para superar las trabas que suponían los gremios para la producción artesanal, incentivaron la producción de bienes manufacturados por parte de la población rural. De esta manera, la combinación de la producción, tanto rural como artesanal, y el intercambio organizaron un circuito económico entre la ciudad y campo, que favoreció el aumento de la producción y el incremento del poder económico de la burguesía.
En el Siglo XVII, una conjunción de malas cosechas, hambre, peste y guerras provocaron una caída de la producción y un descenso demográfico. Correlativamente cayó el comercio. Los precios de los productos agrícolas se estancaron y comenzaron a oscilar permanentemente. La crisis del siglo XVII reflejó la notable incoherencia entre una economía en expansión y una estructura social que aún pertenecía a una etapa anterior. Mientras la lógica económica del capitalismo propendía al ahorro, la inversión y la ganancia, la estructura estamentaria de las sociedades aristocráticas favorecían al consumo suntuario y el préstamo usurario.
Los resultados de la crisis fueron la concentración económica; la prosperidad de los grandes terratenientes a expensas de los campesinos y pequeños propietarios; la sustitución de los gremios medianos por el trabajo a domicilio en campo, controlado por grupos comerciales; el crecimiento de la ciudad a expensas del campo y de las grandes metrópolis a expensas de ambas.
La crisis no afectó por igual a toda Europa. Mientras que las economías de España e Italia languidecían y la de Francia soportó la crisis, la economía inglesa pudo aprovecharla para desarrollar la agricultura, la producción industrial y el comercio ultramarino. De esta manera, Inglaterra se colocó a la cabeza de la economía mundial. En Francia y otros lugares, la respuesta a la crisis fue el mercantilismo. Para evitar el drenaje de metales preciosos, se aplicaron políticas proteccionistas. Se limitó la importación de bienes y se estimuló la producción local. También se favoreció el comercio interno mejorando las vías de comunicación y anulando las aduanas internas.
También en Inglaterra la monarquía apoyó la expansión manufacturera, protegió la industria prohibiendo la importación de productos textiles, alentó la construcción naval y el comercio exterior. La industria textil inglesa se vio favorecida por el vuelco hacia la agricultura comercial, el aumento del a productividad agrícola y el desarrollo de la ganadería ovina.
La crisis económica y su  resolución afectó de distintas maneras a los diferentes sectores sociales en diversos lugares. En el este de de Europa se fortaleció la nobleza ante la debilidad de la burguesía y se acentuó el sistema feudal. Los campesinos siguieron sometidos a fuertes cargas serviles. En Francia el fortalecimiento de la monarquía condicionó las relaciones entre la nobleza y los burgueses. El rey apropió el derecho de percibir las rentas feudales y las repartía entre los nobles, sujetándolas a su autoridad. Para equilibrar el poder de la nobleza, la monarquía incorporó burgueses enriquecidos a la administración. Los campesinos fueron mantenidos en su posición social tradicional y el Estado utilizó su poder para reforzar la dominación feudal e incluso contrarrestar las mejoras que habían conquistado mediante la conmutación de cargas feudales en los siglos anteriores.  En este sentido, la nobleza, aunque improductiva y despilfarradora, continuó siendo en Francia la principal clase social, a pesar del avance de la burguesía.
En Inglaterra, las revoluciones del Siglo XVII llevaron al fracaso del absolutismo y a la formación de la monarquía parlamentaria. Su correlato social fue la asociación de la burguesía triunfante con la nobleza. De esta manera, la política favoreció la expansión comercial y productiva. Esta expansión combinó el comercio de ultramar con el crecimiento del mercado interno. Los campesinos ingleses eran mayoritariamente libres desde en siglo XIV. Sin embargo, su situación estaba amenazada por otros procesos. La expansión  de la producción agrícola y ovina estimularon el cercado de los campos abiertos, despojando a los campesinos del uso de los bosques y de las tierras comunales. El aumento de la demanda urbana llevó a muchos terratenientes a reemplazar el arrendamiento de sus tierras por la explotación directa a través de jornaleros. Esto  favoreció la concentración de la propiedad y la expulsión de la población rural. Se modificó la estructura social del agro, reduciéndose la pequeña propiedad; así apareció un importante proletariado rural.

La economía familiar protoindustrial

Adaptación de Kriedte, Medick, Shulumbohm, Industrialización antes de la industrialización, Cap. 2 “La economía familiar protoindustrial”, Crítica, Barcelona, 1986.

            En las sociedades agrarias no capitalistas el hogar y la familia del campesino constituían la unidad de producción, de consumo y de reproducción. Esta unidad, a pesar de sufrir modificaciones, continuará siendo uno de los elementos fundamentales del sistema socioeconómico durante la fase de protoindustrialización o de industria rural a domicilio.
            La finalidad del trabajo de la familia se concentraba en desarrollar una producción de bienes de uso, se trata de una economía de “metas limitadas”, es decir se dedican a producir lo que necesitan sólo para vivir y cuando logran algún tipo de excedente, éste será destinado a aumentar el consumo de alimentos o para la compra de materias primas.
            El nivel de producción así como el de consumo, son reguladas según las necesidades de subsistencia. Si estas necesidades suben, aumenta el trabajo de cada miembro y por consecuencia el ingreso familiar de productos. El esfuerzo productivo de la familia aumenta o disminuye de acuerdo a un sistema autorregulador interno.
            En las sociedades agrarias, la familia vive de la agricultura, pero no se limita a la producción agrícola, también fabricaba productos artesanales para el consumo familiar y la demanda local.  La familia rural se vio cada vez más obligada a dedicarse a la producción manufacturera, sobre todo aquellos campesinos que quedaron con muy pequeña cantidad de tierra o sin ella. Al dedicarse a tiempo completo a la industria ruralles ofrecía mayores posibilidades de supervivencia, aunque no permanentes.
                        El proceso en donde los campesinos gradualmente pierden las tierras, se desarrolla por un conjunto de factores; el aumento de la población hace que la cantidad de tierra por unidad familiar sea menor, además la unidad familiar al no poder asegurarse la subsistencia cae en el endeudamiento. Un factor de mayor relevancia es el cercamiento y arrendamiento (explotación directa a través de jornaleros) por parte de los señores de las tierras comunales y campesinas con el fin de asegurarse mayor cantidad de tierras para la producción agrícola y ovina, estimuladas por el aumento de mercados internos y la expansión comercial.
            La instalación de una nueva unidad familiar depende de las herramientas (por ejemplo el telar) y de la capacidad de trabajo de la nueva familia antes que de la tierra; muchos miembros en la familia constituyen fuerza de trabajo que se traduce a su vez, en mayores ingresos.


Bibliografía

-       DENKBERG, A., FINOCCHIO, S., Presente y pasado del trabajo, Buenos Aires,La Llave, 1999

domingo, 13 de octubre de 2013

Decadencia del Feudalismo

Estudiaremos las características principales del feudalismo y la organización social dentro de los feudos. El papel del Sr. Feudal y las consecuencias que ha traído el feudalismo en Europa y resto del mundo, llegando a su ocaso posteriormente, dando lugar al absolutismo y luego al capitalismo y la formación de los estados modernos en Europa.

La contrareforma

La figura de Juan Calvino como propulsor del protestantismo en Francia y el papel de Enrique VIII dando punto final a sus relaciones con la Iglesia Católica.


Reforma católica I - Martín Lutero

La Reforma Católica cambió el panorama político-religioso de Europa en el siglo XVI. Conoceremos el porqué de la reforma y la situación de la Iglesia Católica en dichos tiempos. La figura de Martín Lutero y la aparición del protestantismo como quiebre radical con la visión tradicional de la Iglesia de Roma.


jueves, 3 de octubre de 2013

Internacionales (Siglo XVIII) - Independencia de EEUU

Año 1810 - La Primera Junta

De las Invasiones Inglesas a La Primera Junta

Año 1810 - Luchas tras la formación de la Junta

La Rebelión de Tupac Amaru

De la Conquista Española a las Invasiones Inglesas

miércoles, 2 de octubre de 2013

Segundo Gobierno de Rosas

De la Junta Grande al Primer Triunvirato

De Dorrego a Rosas

Unitarios y Federales - De 1819 a la Batalla de Cepeda

Del Congreso de Tucumán a 1819

Primer Gobierno de Rosas

De la Asamblea del año XIII al Congreso de Tucumán

La Presidencia de Rivadavia

Del 1er. Triunvirato a la Asamblea del año XIII