domingo, 30 de agosto de 2015

Actividades productivas en las colonias

La minería

La extracción de metales preciosos fue la principal actividad económica a la que se dedicaron los españoles. El hallazgo de enormes fuentes de recursos en el territorio americano fue seguido de una política de extracción que orientó a mayor parte de los esfuerzos de la Corona.
            En un primer momento, los conquistadores, asombrados por los trabajos que los pueblos originarios realizaban con los metales, se dedicaron a saquear o intercambiar las piezas de plata y oro con que contaban los incas, los aztecas y los mayas. A medida que se fueron asentando en los nuevos territorios, los españoles comenzaron  a recolectar el oro que se encontraba en los lechos de los ríos. Para eso empleaban manos de obra indígena, mediante un régimen de trabajo forzado.
            Pero el comienzo de la extracción de metales preciosos a gran escala fue cuando se descubrieron, a mediados del siglo XVI, los principales yacimientos mineros de América: las minas de Potosí (actual Bolivia) y las minas de oro en Zacatecas (México). En un principio, los metales eran extraídos utilizando las mismas tecnicas que empleaban los pueblos originarios. Sin embargo, ya desde la década de 1570 se empezó a utilizar el método de la amalgama, que abarataba notablemente los costos, al incorporar el mercurio en el proceso de refinamiento.
Esta técnica demandaba gran cantidad de mano obra indígena.
Al emplear tanta mano de obra, los yacimientos más importantes terminaron por transformarse en grandes centros económicos, dinamizaron todo el territorio de las colonias. Quienes vivían allí necesitaban alimentos y otros productos básicos para la supervivencia, que muchas veces no se producían ahí mismo. Esto llevó a que se organizaran redes de tráfico comercial que abastecían estos centros mineros con productos que traían desde otras regiones.

Los ciclos de producción minera
            La producción minera fue en constante aumento durante el siglo XVI. Pero en el siglo XVII se comenzaron a ver las primeras fisuras en esa organización colonial, extremamente dependiente de la extracción de recursos minerales.
Donde primero se hizo sentir estos signos fue en Potosí, zona en la que la producción de plata empezó a disminuir y en Huancavélica, de donde se extraía el mercurio necesario para refinar el metal. En México, por su parte, los niveles de producción se mantuvieron constantes durante más tiempo, gracias al descubrimiento de nievas minas.
Las variaciones en el volumen de metal obtenido tenían consecuencias directas para la economía de la corona española: cuando descendieron los volúmenes de plata enviados desde Perú, toda España sintió el impacto.
A medida que se reducía el volumen de metales preciosos que se lograban extraer, comenzó a aumentar, paulatinamente, el dinero destinado a otras actividades, como la producción agrícola. Es por eso que el agotamiento de los recursos mineros trajo como consecuencia profundos cambios en la organización económicas de la colonias.

Las actividades agrícolas
La producción agrícola en las colonias americanas fue fomentada por los conquistadores, aunque durante largo tiempo se mantuvo en un segundo plano respecto a las actividades mineras. Si bien existieron algunos pequeños establecimientos agrícolas, cuya producción se orientaba  a la autosubsistencia o al comercio dentro del territorio americano, lo más común  fue la formación de grandes latifundios dedicados a la exportación hacia la metrópoli.
En cuanto a los cultivos más extendidos, muchos de ellos fueron traídos por los españoles desde Europa, como el trigo, la cebada, la vid, el algodón, la caña de azúcar o el olivo. También se generalizo la producción de algunos cultivos americanos, como el tabaco, que eran directamente controlados por la Corona.
La producción agrícola en América, durante la ocupación española, se organizo principalmente alrededor de dos tipos de actividades productivas.
·    Las Haciendas eran grandes latifundios orientados a la cría de ganado y al cultivo de diversas especies vegetales. Sus dueños eran españoles. Se originaron para satisfacer la demanda de productos  que se realizaba desde los centros mineros y sus alrededores. Si bien estaban centradas en la agricultura, también se podían dedicar a la ganadería o a la producción de artesanías. A medida que la actividad minera fue entrando en decadencia, las haciendas cobraron cada vez más importancia y adquirieron  una dinámica propia, orientándose cada vez más hacia el mercado externo.
La mano de obra que utilizaban las haciendas era indígena, aunque unas pocas de ellas empleaban esclavos.
·    Las plantaciones, desde sus orígenes, estuvieron ligadas al comercio interoceanico. Se dedicaban a la producción, en grandes extensiones de tierra, de un solo producto, que luego era vendido, exclusivamente, en los mercados españoles. Por lo general, las plantaciones se ubicaban en zonas tropicales, y se dedicaban al cultivo de algodón, del tabaco o del azúcar. A diferencia de las haciendas, la mano de obra que utilizaban era las plantaciones estaba, en su gran mayoría compuesta por esclavos africanos.
En las colonias españolas, casi todas las plantaciones se ubicaban en la zona de las Antillas, sobre el mar caribe, y en el territorio de la actual Venezuela.

EL TRABAJO INDÍGENA Y ESCLAVO
Como parte del proceso de conquista, los españoles sometieron a los indígenas americanos a diferentes formas de trabajo forzado. Aunque eran considerados súbditos del rey, los habitantes de los pueblos originarios eran tratados, por parte de los españoles como seres inferiores. En consecuencia, los conquistadores los empleaban en condiciones de trabajo inhumanas, sin ninguna consideración. De esta forma, los españoles se garantizaron buena parte de la mano de obra que necesitaban para llevar adelante la actividad minera y el resto de los emprendimientos productivos, y también  les sirvió como herramienta para controlar y disciplinar a los pueblos originarios.
En los primeros tiempos coloniales, la encomienda fue el principal sistema en que se utilizo la fuerza de trabajo indígena. El rey de España le concedía a un encomendero los derechos a utilizar el trabajo de un grupo de indígenas.
Estos debían entregar al encomendero un tributo, en productos y en trabajo, mientras el español a cambio velaba por por la protección de los indigenas y los promovía su evangelización. Por los recursos económicos con los que contaban los encomenderos adquirieron mucho poder en las colonias, llegando a ocupar cargos en cabildos y otras instituciones de gobierno.
Las encomiendas, la mayoría de las veces no lograron su objetivo de incorporar a los pueblos originarios a las tradiciones y costumbres europeas.
Hacia mediados del siglo XVI, las encomiendas comenzaron a desaparecer, por varios motivos. Por un lado, la Corona comenzó a temer que se formase en sus colonias un grupo de encomenderos demasiado poderoso. Por otro, los abusos frecuentes cometidos por los encomenderos contra los indígenas terminaron por convencer a la Corona de acabar con estas instituciones, Fue entonces que aparecieron los corregimientos.
Los españoles, por otra parte, también aprovecharon algunas de las formas de organización del trabajo con las que ya contaban los pueblos originarios. La MITA era una institución incaica mediante la cual los ayllus entregaban trabajadores al Inca. Aprovechando este precedente, los conquistadores emplearon la mita para garantizarse la mano de obra necesaria en las minas. Pero al mismo tiempo, introdujeron modificaciones drásticas en este sistema, no respetaban los turnos a los que estaban habituados las comunidades, y las condiciones de trabajo eran particularmente duras, lo que provocó un gran aumento de la mortandad entre los indígenas mitayos
Los YANAS durante la época precolombina, eran sirvientes del tawantisuyu, y se los utilizaba para distintos tipos de tareas. Los españoles, en cambio, emplearon al sistema de yanaconazgo para sacar provecho de los yanas mediante su empleo en las haciendas privadas. Desligados de su comunidad de origen los yanas pasaban a ser trabajadores forzados al servicio de un español.
El porteo se utilizaba para obligar a los indígenas a realizar transportes de productos y mercancías a los largo del territorio andino.

La mano de obra esclava

Al poco tiempo de que se establecieran los españoles en la zona de las Antillas, sobre el mar Caribe, los malos tratos a los indígenas de la zona y las enfermedades que traían desde Europa hicieron que casi desapareciera por completo la población originaria.  Por este motivo comenzo la importación de personas de piel negra proveniente de África, para que trabajasen en las plantaciones de caña de azúcar de esa región, tarea que requería gran cantidad de trabajo manual.
Este sistema, también conocido como trata de negros se organizaba a partir de comerciantes europeos que compraban esclavos a reyes de diferentes pueblos africanos
Existían dificultades para su traslado hasta América, por lo cual  los esclavos africanos nunca llegaron a reemplazar por completo la fuerza de trabajo indígena. Además los indígenas estaban mejor clasificados para realizar ciertas tareas más complejas, como la minería, el cultivo de granos o la crianza de ganado.
Las condiciones de vida de los esclavos eran particularmente duras. Desde el momento en que eran capturados en África, se los encadenaba y se los llevaba a los puertos, donde eran embarcados hacia nuevos destinos. Una vez allí, los europeos le asignaban un precio según sus condiciones físicas y capacidades para el trabajo, y eran vendidos en el mercado, como si fueran mercancía. Ya en poder de los dueños debían soportar condiciones de trabajo extenuantes en las plantaciones, donde realizaban cualquier tipo de labor que sus propietarios le asignaban.
A medida que aumentaba el descenso demográfico de la población americana nativa, la trata de negros se fue volviendo más habitual. Ya sea para el trabajo de plantaciones o para la incorporación como personal domestico en las casas de los españoles de mayo prestigio, el envió de esclavos africanos América se mantuvo en pie hasta el siglo XIX.









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